Entrevista al editor Gabriel Cartaya
Teresa Dovalpage: Revista Surco Sur lanzó su primer número, en octubre de 2010, con un homenaje a José Lezama Lima en su primer centenario, y ha seguido un exitoso camino entre las publicaciones hispanas en EE. UU. Es una revista de arte y literatura con un componente académico. Ahora, qué motivó el origen de la Revista Surco Sur? ¿Cómo comenzaron?
Gabriel Cartaya: Primero déjame decirte algo: En el ciberespacio poblado de escritores, poetas, artistas, ya no es difícil dar unos con otros. Y encontrar aliento, comprensión, amistad, a miles de kilómetros. Es algo realmente encantador. Así, un día Felipe Lázaro (a quien aprecio por su gran pasión editorial, aunque la distancia no me haya permitido darle la mano) me escribe desde España y me recomienda comunicarme con la escritora Teresa Dovalpage, cubana de raíces profundas y que gusta mucho de divulgar la obra de quienes aman la literatura, en un blog puesto al servicio de las letras. Yo, inadaptado en la aldea global, creí que ella estaba a dos cuadras de Betania, para que Felipe pudiera saber que “es maravillosa”. Nada, le escribo enseguida al e-mail y resulta que está anclada en Taos, Nuevo México y ha publicado libros de cuento y novelas que muy pronto he de leer. Tres correos de ida y vuelta y ya somos amigos. Por eso me dispongo, por vez primera, a responder a un cuestionario recibido, elaborado por la última enamorada de la Revista Surco Sur. Pero vamos a tu pregunta.
El primer número de la Revista Surco Sur se imprimió en octubre de 2010. Parecía una locura pensar en el soporte papel, cuando decenas de revistas aparecen en la web a cada día, en la época digital, pero hablando con profesores universitarios, narradores, poetas y mirando en bibliotecas y diferentes estantes del mercado, uno se sorprende con la carencia de revistas dedicadas a la literatura hispanoamericana. Me refiero a publicaciones especializadas y donde autores, estudiantes y lectores encuentren un espacio de discusión crítica.
Pero la motivación principal para la fundación de la revista procede de constatar –como está dicho en el primer editorial- la falta de correspondencia entre el aumento de programas sobre cultura hispana en la academia norteamericana, y la circulación real de literatura especializada sobre ella, especialmente en revistas, generalmente más abarcadoras que los libros. Por otra parte, los profesores e investigadores no encuentran suficientes espacios especializados donde puedan publicar el resultado de sus investigaciones y labor teórica creativa, también imprescindible para el mejoramiento de sus currículum.
Hago salvedad de las numerosas publicaciones online, que con la creciente digitalización de la información, ocupa amplios espacios en la red. Pero insisto, sin negar el desarrollo tecnológico y las incalculables facilidades que ofrece, en que ese extraordinario patrimonio de la humanidad que es la página impresa y acompañante, no abandonará nunca las bibliotecas, públicas y privadas.
Comenzamos con el entusiasmo de dos o tres personas: La poetisa Maribel Sánchez-Pagán, el diseñador Edgar Jerez y las respuestas positivas de escritores y profesores de mucho prestigio, a quienes invitamos a formar parte del Consejo Editorial. El primer número lo dedicamos a Cuba y varias páginas como honra a José Lezama Lima en su primer centenario y casi todos los autores que invitamos a participar nos enviaron sus trabajos. El segundo número se dedicó a Puerto Rico y las respuestas que recibimos fueron igualmente muy generosas. De hecho, no pudimos publicar ni la mitad de los trabajos recibidos.
Teresa Dovalpage: Bueno, gracias mil por la parte de elogios que me tocan… ¿Y por qué el título de Surco Sur?
Gabriel Cartaya: Muchos me han preguntado por el título, Surco Sur. Creo que las dos voces identifican nuestro hacer y nuestro ser en la tierra: el cultivo del alma es una metáfora del cultivo de la tierra. Ya Marco Poncio Catón, en la Antigua Grecia, focalizaba el doble componente de la siembra: en la tierra y en el espíritu. Agricultura implica el agro y la cultura. Después Cicerón la llamaría cultura animi. Todavía hoy, llamamos cultivada a una persona ilustrada, a una persona con cultura.
Muchos poetas han utilizado esta metáfora del surco. Uno de mi pueblo, Manuel Navarro Luna, llamó Surcos a su primer libro de versos. Porque surco es más que la hendidura en la tierra donde germinan las semillas. Es también arruga, huella en el rostro, en la piel, por el paso del tiempo. De manera que surco es también huella, carril, zanja, camino, señal, estela, rastro.
¿Y qué decir del Sur, que no sepamos desde siempre? Es punto cardinal del horizonte en dirección al polo sur. Pero arranca de la posición del sol al mediar el día. De manera que es meridiano, mediodía, es todo luz. Unos creen que el nombre procede de la India, derivándolo de hocico agudo. Otros le buscan el origen en el vocablo luz. ¡Cuánta belleza, entonces, en Surco Sur!
Si de todos modos, también fue el surco agrícola la base económica de nuestros primeros habitantes del sur, quienes generaron, desde los nahuals que cantaban al sol del centro (el mediodía) hasta hoy, una literatura, una cultura, desde el surco del espíritu, cuyo romanticismo trascendente es patrimonio de la humanidad.
Y por si esas metáforas no fueran suficientes, surco y sur se expresan en el territorio humano. Carilda Oliver, la poetiza matancera, nos recordó la magia del sur de la garganta. Y al sur del ombligo, todo el amor: el surco donde con tanto placer plantamos la simiente, el surco humano por donde eternamente brotará la vida.
Teresa Dovalpage: Cuántas palabras lindas… Yo creo que tú eres poeta, además de narrador e historiador. Ahora, ¿aceptan ustedes colaboraciones espontáneas de ficción, aunque los autores no vengan con un pedigrí editorial? Si es así, ¿los relatos deben ser inéditos o pueden haber aparecido ya en algún otro formato, ya sea en papel o digital?
Gabriel Cartaya: Claro, tenemos una sección de Poesía y una que llamamos Cuento con todos, para el género a que alude. Generalmente incluimos tres o cuatro poemas y dos cuentos, seleccionados entre los muchos que recibimos. Preferimos que sean obras inéditas y no importa si los autores tienen o no un pedigrí editorial, como dices. Digo preferimos, porque un autor puede haber publicado un trabajo y haber tenido muy poca divulgación y resultaría nuevo para el público de nuestra revista, aunque siempre se haría referencia a una anterior salida.
Hay otras secciones, que aprovecho para destacar: una para entrevistas, bajo el título CONVERSA(OYE)NDO, significando la virtud de saber escuchar. Tuvimos la suerte de comenzarla con una de las personalidades más prestigiosas de la diáspora cubana, la Dra. Uva de Aragón –poetisa, narradora, ensayista, historiadora y profesora-.
Otra sección es HONRAR, HONRA, que rinde homenaje a una o más personalidades de nuestra cultura. Le sigue NUESTRA AMERICA y finalmente NUBES DE PLATA, con reseñas críticas sobre literatura, cine, teatro, música u otras expresiones de la realización cultural nuestroamericana.
Teresa Dovalpage: ¡Magnífico! Y muy buena noticia para los autores, que encontrarán un montón de sitios en los que colocar sus obras dentro De Surco Sur… En cuanto a la no ficción (artículos de índole académica, ensayos, reseñas o entrevistas a autores conocidos), ¿cuál es la extensión mínima y cuál es la máxima?
Gabriel Cartaya: Hemos establecido como extensión máxima 10 cuartillas, sin tomarlo dogmáticamente (que ya estamos muy llenos de dogmas, ¿no crees?). Tal vez haya un trabajo de 12 cuartillas que se haga imprescindible. La mínima yo creo que andaría en el concepto que el autor tenga de ensayo. Que el cuento es otra cosa, recuerda el de una sola línea que inmortalizó Monterroso. Pero el ensayo requiere de una movilización de neuronas que difícilmente caben en dos cuartillas.
Teresa Dovalpage: Claro, un ensayo de dos cuartillas sería en fetico de un ensayo, digo yo… ¿Hay algún tema o aspecto literario que les interese particularmente en estos momentos?
Gabriel Cartaya: Sí, en estos momento nos interesa insistir en la literatura hispanoamericana que se está desarrollando es este complejo mosaico a que llamamos diáspora (tal vez por lo difícil de calibrar las tonalidades de exilio, destierro, expatriación, en fin, la condición casi siempre impuesta –economía incluida- a los que no viven en sus países de origen). Literatura incluyendo la cinematográfica, teatral, musical, etc. Realmente hoy las literaturas llamadas nacionales en casi toda Latinoamérica, se complementan con la que paralelamente están desarrollando los creadores fuera de sus países. Esto es válido no solo para México, Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo, sino para toda Centroamérica y una buena parte del sur. Y tal vez porque somos del espacio a que Martí llamó “repúblicas románticas del continente”, el imaginario de la patria chica se hincha en cada vena de letra, música, baile, que re/creamos. Es la salvación de una identidad que nos afirma.
Teresa Dovalpage: Aparte de leerse los números anteriores, ¿qué le aconsejarían a un autor que quiera publicar en Revista Surco Sur?
Gabriel Cartaya: Salvar la revista, es decir, comprarla. Bueno, en serio, mandarnos su trabajo a: Revista Surco Sur, 216 W Hamiller ave., Tampa, Fl, 33612.
Teresa Dovalpage: ¡Pues por supuesto! No hay nada como una revista en papel, con todo mis respetos por las publicaciones en línea. Y como el papel y la tinta todavía no son gratis…Muchísimas gracias, Gabriel, por acceder a esta entrevista. ¡Y a continuar sembrando en Surco Sur!
Para terminar, aquí les dejo con un libro del editor, De Ceca en Meca, que acaba de ser publicado por la Editorial Betania en España.
http://ebetania.wordpress.com/2011/03/01/presentacion-del-libro-de-ceca-en-meca-de-gabriel-cartaya/