Ha sido bueno. ¡Al menos han pasado cosas cucas que puedo compartir!

Cuquísimas de veras. Lo que no quita que en ocasiones me sea difícil recordar esos momenticos especiales que me dan contentura —el estado de ánimo perfecto, en mi opinión. Los tales momenticos parecen tan comunes y corrientes que se borran enseguida de la memoria, a pesar de la satisfacción que me dan. Lo intento y solo puedo recordar algunos: el café matinal con Gary y Miss Fluff. Un día de nieve en Hobbs. Zamparme un éclair perfecto en el aeropuerto de Lima mientras mantenía mis patitas bien calientes con medias de lana. Una estudiante que ha estado batallando todo el semestre y que hace una presentación magnífica en el examen final…

Pero igual voy a tratar de compilar los momentos más interesantes del 2022:

Primero algo de libros porque, para mí, ya sabes que la literatura es vida: terminé y vendí la quinta novela de la serie Havana Mystery, Last Seen in Havana. Es la segunda parte de Death under the Perseids, todas publicadas por Soho Crime.

Last Seen in Havana empieza cuando Mercedes regresa a Cuba para buscar a su madre, desaparecida hace casi treinta años. La única que podría ayudar a localizarla es Mamina (la abuela paterna de Mercedes, que la ha criado), pero la señora no dice ni mu. Mientras Mercedes se desmelena buscando a su madre, los lectores se enteran, en capítulos alternados, de lo que pasó con ella en La Habana de los ochenta.

Mi cuento “Havana Caliente” apareció en la antología Witnesses for the Dead, igualmente publicada por Soho Crime y editada por Gary Phillips y Gar Anthony Haywood. Un honor estar en compañía de Alex Segura, Cara Black y SJ Rozan, entre otros escritores a los que admiro mucho. En “Havana Caliente” un grupo de amigos sale de San Diego para filmar una película en La Habana y se forma, como es de suponer, tremendo despelote.

Viaje a Perú en julio. Pasamos por Lima, Cusco, Machu Picchu y el Valle Sagrado. Quizás (y sin quizás) es el viaje más memorable que Gary y yo hemos hecho. La comida, la gente, los paisajes como de otro mundo… Esperamos volver y pasar al menos una semanita en Sonesta Posada del Inca, un antiguo convento transformado en hotel. Cuando hablo de contentura, eso fue lo que sentí allí.

Viajecito relámpago a La Habana en agosto. Menos de una semana que pasé con mi madre. A sus 87, se mantiene requetebién. No siempre nos hemos llevado de perlas (somos polos opuestos en términos de personalidad), pero con el tiempo nuestra relación se ha vuelto más fácil y sólida. La quiero mucho.

Durante mi visita me hice amiga de la súper activa y emprendedora Zoilita, una vecina a la que conozco desde siempre, pero por primera vez nos sentamos a conversar y la pasamos muy bien. Zoilita es una empresaria de primera categoría. Ponto le dedicaré un post.

Zoilita tiene más energía que el común de la gente. Juntas dimos zánzara desde La Manzana de Gómez hasta el Malecón y por todo el Paseo del Prado. Ella estaba fresca como una lechuga y yo, pues con la lengua afuera. Con ella conocí D’Next, una pizzería donde sirven las pizzas más grandototas de La Habana.

Mi quinto aniversario en New Mexico Junior College. No puedo creer que el tiempo haya pasado tan rápido. En la universidad donde llevo ya un lustro enseñando tengo colegas y estudiantes maravillosos. Les agradezco el reconocimiento, de veras.

Y por supuesto, mis alumnos. Enseño inglés como segundo idioma en NMJC. Siempre me ha gustado estar en el aula y tener una buena relación con mis estudiantes, pero esta clase fue, debo confesarlo, la mejor y la más unida. Aquí estamos en el Western Heritage Museum durante una exhibición de la NASA.

Ha sido difícil separarme de mis alumnos… una de esas clases especiales con las que quisiera pasar más tiempo. ¡Pero sé que pronto estarán comunicándose en inglés con la mayor soltura!

A ellos, y a todas las amistades con quienes he compartido este año, ¡les deseo un maravilloso y feliz 2023!