Pedro Medina León es autor de los libros “Streets de Miami” (Axiara, USA) y “Mañana no te veré en Miami” (Ediciones Oblicuas, España) y fundador de la revista literaria Sub-Urbano.
Teresa Dovalpage: Creo que todas las colecciones de cuentos tienen una historia detrás, a veces tan interesante como los propios cuentos. ¿Cómo surgió la idea para esta colección en particular? ¿Los escribiste pensando en hacer un libro con ellos o la idea de publicarlos juntos surgió después?
Pedro Medina León: Fue raro. Escribía una novela en la que cada uno de los personajes que aparecen en este libro se iba por su lado. No lograba conectarlos. Entonces, sin proponerme escribir un conjunto de cuentos que guardaran unidad para luego publicarlos, empecé a escribir estas historias fragmentadamente, poco a poco, mientras, de paso, se me despejaba el panorama en la novela. Con el tiempo –dos a tres años- me di cuenta que tenía un conjunto de historias que se hablaban entre sí, así que trabajé algunos puntos sobre eso y salió “Mañana no te veré en Miami”. Me ayudó mucho escribir estas historias, pues fue lo que realmente me llevó a descubrir la novela que estaba trabajando. Ahora ya la estoy revisando, espero, por última vez.
Teresa Dovalpage: Tienes razón, es un grupo de historias en que te vas envolviendo con los personajes y al cabo te parece que ya son tus vecinos y que los conoces de toda la vida. Ahora, además de autor, eres editor de Sub Urbano Magazine y Sub Urbano Ediciones. ¿Cómo te las arreglas para compaginar las funciones de autor y editor? Sobre todo, ¿cómo encuentras el tiempo para llevarlas a cabo, junto con tu trabajo “de pan ganar”?
Pedro Medina León: No sé. No puedo hablar de rutinas, tampoco de equilibrio entre una y otra cosa, todos estos oficios son muy demandantes si es que uno quiere hacer algo digno y respetable. Digamos que trato de acomodarme como mejor pueda por las noches y los fines de semana. Lo único que tengo claro es que todas las mañanas debo estar corriendo a las 5:00 am, por una hora, para luego asimilar el día con ganas y no dejarme ahogar por todo lo que se me viene.
Teresa Dovalpage: ¡Bueno, si correr a las cinco de la mañana no es disciplina, entonces no sé lo que es! Felicidades por tu tenacidad y a seguir quemando calorías. De vuelta a los relatos, la asimilación de los inmigrantes (o la imposibilidad de hacerlo) en su tierra de adopción aparece como una constante en tus relatos. ¿Por qué te atrae este tema en particular?
Pedro Medina León: Migrar ha sido, literalmente, volver a nacer; algo que me cambió al 100%. Existe un antes y un después en mi vida que se encuentran en polos opuestos y solo concilian en ese limbo que es la ficción, ahí se mezclan recuerdos, nostalgia, afectos, fracasos, frustraciones, vidas que quise tener o que pude tener. Es muy complejo el proceso por el cual pasamos los migrantes, recién ahora que tengo doce años fuera de mi país, siento que tengo la distancia necesaria para palpar esa complejidad. Los primeros años el migrante es un ser demasiado frágil, vulnerado, expuesto a muchas cosas, en carne viva. Todo eso he querido plasmarlo en este libro. El que viene –la novela- sigue la misma línea y creo que ahí termina mi catarsis, pues también me atraen otros conflictos o temas.
Teresa Dovalpage: Y creo que por eso muchos lectores se podrán identificar con tus personas. Hablando de catarsis, ¿hay alguna influencia de tu historia personal en tus relatos o en la concepción de tus personajes?
Pedro Medina León: En las historias aparece el Perú, Lima, Miami, South Beach, libros de Cortázar, bares, cafés, la música de Calamaro, de Soda Stereo, los tacos al pastor, Española Way, la cerveza Heineken, el vino, la noche…Si juntas todo eso y lo metes en el vientre de una mujer, a los nueve meses sale un Pedro Medina.
Teresa Dovalpage: Y este Pedro Medina, el autor, ¿tiene una manera particular para encarar el oficio de escribir? ¿Cuándo prefiere hacerlo?
Pedro Medina León: Cuando me meto en un proyecto de escritura personal si me pongo una rutina y siempre es de noche, no me gusta el día, me genera desgano para escribir. Generalmente empiezo a las 10 pm y termino a la 1 am -aunque puede prolongarse-. Como los sábados no trabajo, los viernes, a veces, me amanezco escribiendo. Ahora que estoy corrigiendo lo llevo más suave, porque necesito lucidez para editar los textos. Empiezo, por ejemplo, a las 10, pero si a las 11 ya me siento cansado, ahí lo dejo, porque si no quemo el texto.
Teresa Dovalpage: Y un incendio siempre puede evitarse….¿Algún consejo para los que comienzan este camino, largo y tortuoso, como dirían Los Beatles, de la escritura?
Pedro Medina León: El que se mete tiene que entrar a jugárselo todo, no se puede vivir “temporalmente” la literatura. La literatura es un modo de vivir, un compromiso para siempre.
Teresa Dovalpage: Así mismito es. Muchas gracias, Pedro ¡y suerte con todos tus proyectos!