Entrevista a José Yanes

Hace cerca de dos meses mi amiga Marlene Moleón, escritora  y editora de Eriginal Books, organizó un concurso singular. ¿Quién era el autor de un libro titulado Poesía Engavetada, que publicaría pronto la editorial?

Nos daba algunas pistas y yo, que todavía sigo siendo tan nerd como cuando estaba en el Pre, lo descubrí en menos de una hora (perdón por el autobombo pero es la verdad)… Realmente no hay ningún misterio: una amiga mía de La Habana me había dado a leer, hace ya más años de los que quiero acordarme que tengo, un libro de este autor (supongo que sería Permiso para Hablar, aunque admito que no recordaba el título) y me había referido a grandes rasgos  su historia. Lo demás hay que ponerlo en la cuenta bendita de San Google.

El poeta en cuestión era José Yanes, nacido en la Habana en 1944, que fuera Mención de Honor del Concurso Nacional de Literatura Julián del Casal de 1966 con la obra mencionada, Permiso para Hablar, (Cuadernos, UNEAC 1968). En la isla trabajó en La Gaceta de Cuba, la UNEAC, el periódico Trabajadores y Radio Rebelde, entre otros lugares. Fue vinculado al caso Padilla, sobre el que puede leerse aquí  y salió de Cuba en l998. Actualmente vive en Hawai.

Cuando Marlene me confirmó que se trataba de él, le pedí que nos pusiera en contacto para entrevistarlo y Yanes accedió muy amablemente. Aquí está la entrevista.

Teresa Dovapage: Después de romper tus poemas (no me imagino nada más doloroso para un autor, cualquiera que sea el género en que escriba) estuviste durante años escribiendo sólo para “la gaveta.” ¿En algún momento pensabas, mientras escribías casi clandestinamente, que tu obra llegaría a ver la luz? ¿Qué te impulsaba a escribir en esas condiciones?

José Yanes: Cuando rompí todos mis poemas no sentí dolor en ese sentido al que te refieres. Cuando alguien toma una decisión de ese tipo es porque antes está absolutamente desequilibrado. Y yo lo estaba por la situación que venía atravesando en lo social, político y literario. Es algo así como  esos padres que uno lee en las noticias que mataron a sus hijos. No hay  realmente nada que explique una cosa así. No creo que me haya recuperado nunca del todo de eso. En esas circunstancias, nunca me pregunté si mi obra llegaría a ver la luz. Sedimentados relativamente mis sentimientos, al cabo de un tiempo volví sobre mi poesía, que de todas formas siguió dando vueltas en mi cabeza. Fue entonces que reescribí de memoria muchos poemas y compuse otros nuevos. Nunca me pregunté que me impulsaba a escribir en esos años. Antes de esa crisis, me impulsaba lo mismo que a cualquier escritor: realizarse, ver su obra publicada. Ya después de la crisis escribía sin preguntarme nunca conscientemente para qué. Lo hacía como una forma inconsciente de mantener mi identidad frente al mundo que me la negaba.

Teresa Dovapage: Escribir para la gaveta en ese caso puede ser la única manera de mantener la salud mental, y qué bueno que seguiste haciéndolo. No sólo preservaste tu identidad sino que creaste una colección que ahora muchos vamos a tener el gusto de disfrutar… ¿Y cómo lograste salir de Cuba?

José Yanes: Yo no salí de Cuba de ninguna manera complicada, o novelesca como fue por ejemplo, el caso del pobre Reinaldo Arenas. Sencillamente, mi esposa fue seleccionada en el sorteo de visas de la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en Cuba, lo cual nos posibilitó el viaje.

Teresa Dovapage: Mejor, esas experiencias novelescas a veces resultan las más traumatizantes. A mí, que me lleven en avión a todas partes, digo yo. Ahora, veamos donde vives. Pasaste de la isla de Cuba a otra isla que es Ohau. Isla por isla, ¿cuán fácil, o difícil, te resultó adaptarte al cambio insular? ¿Qué haces allí ahora?

José Yanes: Podría parecer una recreación literaria, pero la realidad es que la adaptación  mía a la nueva realidad, no fue cuando pase de la Isla de Cuba a la isla de Ohau, en Hawai. La dolorosa adaptación mía fue cuando la realidad cubana fue deteriorándose. Alguna vez a finales de la década de los 60, estábamos reunidos un grupo de poetas en una de esas azoteas fabulosas de Centro Habana, desde las que se ven en lontananza todas las demás azoteas, cuando Cintio Vitier afirmó, mirando hacia el paisaje de la ciudad, que ya comenzaba a deteriorarse por la falta de mantenimiento: “el día que esta ciudad deje de ser como es sentiré que habré perdido mi identidad.”  Nunca he podido adaptarme al deterioro de la realidad cubana, en sus más variadas  manifestaciones: urbanística, musical, cotidiana, y un larguísimo, interminable  etc. Desde la perdida de ese entorno y esa realidad, siempre me he sentido inadaptado en cualquier sitio, aun en la misma Cuba. Aquí en Hawai estoy jubilado, sencillamente.

Teresa Dovapage: Me imagino que Cintio Vitier terminaría completamente des-identificado porque si dijo eso en los sesenta, imagínate lo que pensaría en los noventa con media ciudad cayéndose a pedazos. Ahora, pasando a tu obra, ¿tienes alguna rutina especial para escribir, una forma específica de llamar a las musas?

José Yanes: Hace varios años ya que no escribo ni una línea. A mí, salvando la dimensión poética entre uno y otro, me ha ocurrido algo así como a José Zacarías Tallet, quien después de La semilla estéril, pasó muchísimos años sin escribir poesía. Recuerdo cuando un grupo de jóvenes poetas, allá por los finales de la década del sesenta, lo visitábamos en su modesto apartamento de la calle de San Lázaro, muy cerca de la escalinata de la Universidad de La Habana. En esas ocasiones nos contaba anécdotas increíbles sobre Villena, Manach, Mella, y Marinello, entre otros. Nunca le preguntamos por que ya no había escrito más poesía. Para todos, especialmente para el, era obvio que se trataba de la frustración y la resaca dejada por la fracasada Revolución del 30, ya descargada de sobra en La semilla estéril.

Nunca supimos si fue por el calor humano de aquellas tertulias con jóvenes poetas, pero por esos días Tallet volvió a escribir poesía. En un increíble poema, típico de el, publicado en ese tiempo por la Revista Unión se preguntaba:

¿Estoy al guardar el carro? /

¿Ya? No, no quiero.

No sé si ocurrirá algo que como a Tallet, me despierte la musa nuevamente. Si eso ocurriera a mí la musa siempre me vino de pronto, como decía Retamar en un excelente poema. Y después, como el en ese texto, tengo que estar pidiendo pedacitos de papel para garabatear lo que me vino de pronto.

Teresa Dovapage: A lo mejor la publicación de Poesía Engavetada te alborota las musas. ¡Ojalá que sí! Y hablando de esta obra, ¿por qué te tomó tanto tiempo decidirte a publicarla?

José Yanes: En realidad, no fui yo quien se decidió a publicar. Yo a lo que me decidí fue a, sintiéndome ya viejo, enviarle mis poemas a mi hija, como una manera de legarle la esencia de lo que fui, o soy. Fue ella la que gestionó la edición de esos poemas, en la creencia de que son un legado importante que los demás deben conocer, especialmente los cubanos. Ese es un gesto por el que siempre le estaré agradecido a mi hija, mas allá de los valores reales que haya en esa poesía nacida de tanta incertidumbre, paranoia, y otra vez muchísimos etcéteras. Yo, quizás, debido a esa incertidumbre y paranoia, probablemente nunca me hubiera decidido a publicarla.

Teresa Dovapage: Pues muchas felicidades a tu hija, que sin dudas conoce de poesía y de sus valores, por habernos dado este regalo a todos tus lectores. Y para terminar, ¿algún consejo a quienes están dando sus primeros pasos en este camino, largo y tortuoso, que dirían Los Beatles, de la literatura?

José Yanes: Si tuviera algún consejo para los que empiecen a dar sus primeros pasos en ese largo y tortuoso camino del que hablas, es que sean sinceros con ellos mismos, que se den vuelta a sí mismos, se miren y se pregunten: ¿tengo algo que decir? Y si la respuesta es positiva que empiecen a escribirlo, sobre todo sin pensar en las consecuencias, que podrían incluir, entre otras cosas, rechazos, fama, porrazos y el ultimo larguísimo etcétera que te coloco  en esta entrevista, que te agradezco de todo corazón me hayas hecho.

Teresa Dovapage: Muchas gracias a ti por aceptar. Fama y porrazos… eso es una buena, saludable combinación. ¡Espero mi ejemplar de Poesía Engavetada prontito!

Y aquí los dejo con un enlace a información sobre el lanzamiento de Poesía Engavetada que se celebrará en Miami el 27 de julio.

¡No se lo pierdan!

ENGAVETADA FEATURED

 

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