La magia de la arcilla

El Maestro Robles hace un coyo

El Maestro René Robles

Texto e imágenes aparecieron originalmente publicados en El Crepúsculo, Taos News

Para este artículo tomo prestado el título de un libro precioso, The Magic of Clay, escrito por Adalucía Quan y publicado por Cholita Prints en 2003.

El libro tiene bellas ilustraciones en colores hechas por la propia autora. Es un regalo ideal para los niños pero muy útil también para cualquier persona interesada en desentrañar los misterios de la arcilla, desde su formación geológica y composición química hasta los distintos métodos de trabajo con este material.

El estudio

Taos Clay es un estudio comunitario que ofrece no sólo clases y talleres, sino también  membresías y oportunidades de residencia.

Cuenta con una galería donde se venden cerámicas, esculturas y piezas de arte funcional elaboradas por los miembros del estudio y por otros artistas.

Tiene además un salón amplio donde trabajan los miembros del estudio y los estudiantes. Allí hay tornos eléctricos, un espacio especial para el esmalte y una extrusora, además de otros equipos y una gran variedad de materiales.

Afuera se encuentra el horno, grandísimo, donde las piezas se queman al fuego, con gas, con electricidad o usando el método raku, entre otras técnicas.

“Tenemos muchas opciones para todos los interesados en el uso de nuestras instalaciones,” dice la dueña del estudio, Brandi Jessup.

El estudio se estableció en 2002. Jessup, que se mudó a Taos en septiembre del año pasado, lo compró en abril de este año y ya se ha convertido en parte activa de la comunidad.

Hace sólo unas semanas organizó el evento La Caminata del Arte en El Prado. Participaron otros negocios del área y se ofrecieron dulces, vino, pasteles y demostraciones gratis a los visitantes —en el estudio se podía decorar una pieza de cerámica y recogerla al día siguiente, ya horneada y lista para exhibirse.

¡Esta es mi pieza!

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Por supuesto…alguien la hizo, yo solo la decoré 🙂

El Maestro Robles

El Maestro René Robles es uno de los miembros del estudio. Su familia es de Zacatecas, México. Nació y creció en Los Ángeles, pero desde niño viajaba con frecuencia a México en compañía de su familia, de modo que es totalmente bilingüe y bicultural. Esto se refleja en su arte, al igual que en su vida.

Como escultor, Robles tiene más de veinte años de experiencia. Ha realizado obras en bronce, cobre, madera y usando materiales reciclados.

Muchas de sus esculturas se exponen al aire libre, como las de la serie Procesiones Nómadas, en las que comenzó a trabajar mientras estudiaba en el Instituto de Arte de Chicago.

“Todas las esculturas tienen un significado simbólico, que en este caso es la unidad de la familia y las alegrías y los trabajos de la vida,” explica.

El Maestro Robles también fabrica piezas funcionales (tazas,  tazones, vasos y platos) pues cree en la finalidad del arte no sólo como elemento decorativo, sino también de utilidad práctica.

En su faceta de ceramista tiene más de dieciocho años de experiencia.

“Mi interés por la cerámica comenzó cuando tomé una clase para cumplir con un requisito de la universidad mientras estudiaba ingeniería electrónica,” dice. “Entonces descubrí no sólo que tenía talento sino también que me gustaba trabajar con la arcilla más que con los equipos electrónicos y eso le dio un giro a mi carrera profesional.”

Robles ha enseñado en Pasadena Art College, donde también fuera estudiante, y recibió una beca para el Instituto de Arte de Chicago, en el que aprendió sobre otros materiales como tejidos y fibras.

Es miembro de Taos Clay desde hace siete años, primero con Logan Wannamaker  y ahora con Brandi Jessup.

Mi experiencia: ¡esto sí es trabajar!

Después de la demostración el día de la Caminata de Arte decidí tomar una clase de cerámica. ¿No sería más divertido trabajar con las manos y crear algo tangible que pasarme el día aposentada ante la pantalla de la computadora? Valía la pena averiguarlo.

El Maestro Robles tiene mucha paciencia para enseñar. Cuando comenzamos la clase, mi idea (demasiado ambiciosa, como se demostró enseguida) era fabricar algo que llamé, pomposamente, la Esfera de la Vida.

El proceso, en principio, resulta simple. Primero se amasa la arcilla hasta darle la forma requerida. Una vez terminada la pieza, se coloca en el horno y se quema por diez horas a 1800 grados Fahrenheit. Luego se deja enfriar, se pinta y se pone en el horno otra vez, a mayor temperatura (2300 grados) durante otras diez horas.

Bajo la dirección del instructor, empecé haciendo “coyos” —cilindros alargados de arcilla, que deben amoldarse con los dedos a fin de que queden parejos. Mis coyos, sin embargo, parecían salchichas mal amasadas.

Decidimos que en lugar de una esfera sería más fácil producir un gato.

“Debes usar una costilla (un instrumento pequeño, de forma triangular) para alisar las paredes que se van formando al ponerse los coyos unos sobre otros,” me dijo el instructor.

Lo intenté, pero sin mucho éxito. Al cabo de una hora aquello no parecía una esfera, ni un gato, ni ninguna forma reconocible. En todo caso, recordaba una nave extraterrestre medio apachurrada.

“Esto sí que es trabajo,” pensé. “Además, se me van a poner las manos hechas una lástima. Ya mejor me dedico nomás a escribir.”

Me despedí del Maestro Robles y terminamos la clase por ese día. Pero regresaré a concluir mi obra, aunque resulte, al fin, una escultura surrealista o un felino alienígena.

¿Quién sabe? Como bien dice el dicho “la práctica hace la perfección.”

Taos Clay Studio se encuentra en 1208 Paseo Del Pueblo Norte, El Prado.

Su sitio en la red es http://www.taosclay.com.

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¡El rollo del coyo!